Publicado en España en el volumen titulado La
provocación y otros relatos, La muerte de una mujer rusa es uno de los textos
inéditos en nuestro idioma que ofrece esta recopilación.
Relato mínimo y sencillo, pero a la par
descarnado, La muerte de una mujer rusa busca reflejar la historia de las
numerosísimas mujeres soviéticas que se casaron con estudiantes y militares
albaneses y cuyas circunstancias empeoraron drásticamente con la ruptura de
relaciones diplomáticas y económicas entre ambos países. Algunas de ellas consiguieron
regresar a la Unión Soviética, pero aquellas que permanecieron en Albania
sufrieron del estigma y la amenaza, muchas fueron encarceladas acusadas de ser
agentes o espías soviéticas, y murieron sin poder volver a ver a sus familias,
tal y como describe Kadaré en esta simple historia, que narra la necrológica y
el funeral, el entierro de una de estas mujeres, Nina F.
Se trata de un texto parco, directo, escaso en
recursos, un texto de duelo que busca en cierto modo elevar un perdón, pero que
deja en el lector una imagen indeleble y sórdida de la inhumanidad del régimen:
“A la derecha del ataúd, a espaldas de las mujeres hay un estante con
libros. Entre los títulos, se distinguen los volúmenes que tratan de la ruptura
con la Unión Soviética, principalmente libros políticos del dirigente del país.
Entre ellos y la mujer rusa tendida en el ataúd se interponen los sollozos de
las mujeres.
Una mujer, miembro de la presidencia del
Frente Democrático del barrio del Bloque, pronuncia un corto discurso en el
cual dice que Nina F. Fue una buena madre y esposa y una trabajadora
consciente, que tanto en su trabajo como en su vida tuvo siempre presentes las
enseñanzas del Partido y de sus dirigentes” (2014b: 184).
A diferencia de otros relatos de Kadaré, en donde
la ausencia de marcadores atmosféricos me ha llevado a calificarlos como aclimáticos,
y a pesar de que la brevedad de La muerte de una mujer rusa y su concisión de
recursos prácticamente reducen la ambientalidad y la marca climatológica a un “es
un día húmedo y lluvioso” (2014b: 184), precisamente este detalle, junto a las
referencias de las “pellas de barro” (185) y al marcado tono de luto del
cuento, me han llevado a incluirlo en la categoría de novelas o relatos de
lluvia.
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